Cuando se habla de violencia escolar o bullying debemos saber que el maltrato hacia niños, niñas y/o puede ocurrir en el ámbito físico, emocional, social, incluso cibernético.
La violencia física puede manifestarse directamente como empujones, jalones, pellizcos, golpes. O ser acciones indirectas hacia sus pertenencias como robar sus lápices, mojar los cuadernos, tirar a la basura el lunch.
Algunos ejemplos comunes de la violencia emocional son las burlas constantes, los sarcasmos, la intimidación para someter y amenazas. La violencia emocional es menos evidente que la física, pero no por ello causa un menor daño. Es importante conocer que la violencia psico-emocional generalmente está en la base de las diferentes manifestaciones de la violencia.
En el ámbito social he conversado y atendido en terapia varios casos de chicos y chicas que son excluídos por un grupo de compañeros/as solamente porque “no son buena onda”.
Les marginan y a veces crean rumores que dañan la integridad y autoestima.
Con el auge de la tecnología y la inclusión de chicos y chicas en edades cada vez más tempranas a su uso, ha aumentado la violencia a través de los diferentes medios de la red: como enviar mensajes de texto o whatsapp ofensivos, acosar a través de los chats, o publicar información que difama. La difusión de fotos privadas, el sexting, es una práctica que se vuelve frecuente entre los/las adolescentes. Es muy importante que mamá y papá supervisen y estén en contacto con sus hijos con mucha cercanía.
La recomendación es iniciar la prevención de la violencia en niños, niñas y adolescentes e desde edades tempranas .
No estoy hablando solamente del dolor físico. Por supuesto que incluye el “me duele” en el cuerpo. Sin embargo, la educación emocional debe poner atención en que niños/as y adolescentes reconozcan las situaciones o acciones que les generen ya sea en su cuerpo o en sus emociones una reacción tal como : “me molesta”, “me incomoda”, “ me hace sentir mal”, hasta llegar al grado máximo de dolor que es “esto me duele muchísimo”.
La regla que compartimos con los niños/as y adolescentes es: “SI ME DUELE, HAY QUE PARAR “ y pedir ayuda a las personas adultas de confianza cercanas.
Esta regla aplica tanto a los juegos, actividades y a las relaciones. Cuando hay incomodidad o molestia, seguramente se pueden hacer negociaciones o poner límites de manera más sencilla que cuando la violencia es más intensa y por consecuencia el DOLOR ES INSOPORTABLE.
Eduquemos a nuestros niños, niñas y adolescentes a identificar el dolor y que aprendan a frenarlo y pedir ayuda cuando “duele poquito”.
Terapeuta y Coach
Carolina Villalobos Horner
VIVIR MEJOR
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